jueves, 28 de noviembre de 2013

Ceteris páribus

-Hola.
-Hola.

Silencio
Vacío
Indiferencia
Palabras ahogadas
 Estar pero no ser
Aparentar lo que no serás
Gritar con los ojos
Desesperación
Lágrimas, rabia, ira, odio.
Volver a no ser, a no estar
Robotizada de nuevo.
No sentir
Morirse por dentro
Intentar hablar, balbucear…recibir una contestación y que ésta te atraviese por dentro
Me matas poco a poco y lo sabes
Maldad
Quiero y no puedo; no debo y espero, ¿el qué? no lo sé
Céteris páribus
¿Por cuánto tiempo más?

lunes, 5 de agosto de 2013

La primera



Muchas expectativas depositadas en vano no la hicieron especial, sólo fue una vez, la primera.

Pero no por ser la primera ha de ser recordada como algo memorable o digno de celebrar.

 Mi primera vez no fue para tanto.

Mi primera vez no me dolió.

Nada fue como pensaba que sucedería antes de que tuviese lugar.

No fue especial, no me sentí especial.

No fue para tanto simplemente pasó y ya.

Al final terminas por acostumbrarte y la ultima vez se parece más a la primera.

La última vez no la recuerdo, la última vez tampoco dolió.

Somos animales, animales de costumbres y las heridas ya no duelen cuando vuelven a abrirse en la cicatriz que dejaron las ateriores.

Se empieza por un no y eso es lo que se recuerda.

A mi me duelen los noes.

Se puede hacer tanto daño con algo tan simple…no

N-O

Por inesperados e ir vestidos con el traje de la cobardía que retienen palabras en un nudo windsor.

Ojala noes anudados, noes atrapados en jaulas y enterrados en donde un día crecerá la maleza en recuerdo de un no que pudo haber sido un quizá, tal vez un sí pero, o una afirmación a secas.

viernes, 11 de enero de 2013

Querida rutina:

He decidido escribirte éstas líneas porque aunque me cueste reconocerlo te echo de menos.
Mentiría si dijese que me gustas, no disimulo que me caes mal pero me he dado cuenta que ahora que no te tengo te necesito más que nunca. Sé que soy débil, que carezco del valor suficiente de enfrentarme a según qué situaciones si tú no me acompañas de la mano. Soy de ese tipo de personas que a la hora de tomar una decisión, por inverosímil que sea, me cuesta horrores decidirme y actuar. No sé si será falta de valentía, de coraje o cómo lo quieras llamar pero ya va siendo hora de tomar cartas en el asunto.

Como te decía, nunca despertaste simpatía en mi, pero yo me dejaba llevar y me otorgabas seguridad y confianza. Gracias a ti me olvidé de todas aquellas cosas a las que hoy soy incapaz de enfrentarme, pero que era inevitable que algún día me escupiesen en la cara, y me recordasen que el futuro es hoy y que el tiempo pasa y por desgracia siempre corre en nuestra contra.

Eres necesaria, pero no imprescindible y lo sabes.
No te pido nada, pero espero que te acuerdes de mi tanto como yo lo hago contigo. Sé que no tardarás mucho en volver, pero hasta entonces continuaré luchando para que veas que no me doy por vencida.
Te estaré esperando y cuando regreses volverás a caerme igual de mal que lo has hecho siempre, pero esta vez, te trataré mejor.
Te lo prometo.
Un abrazo.

Natalia.