Qué necesaria es la frivolidad en estos tiempos grises que nos han tocado vivir. Hay tanto acomplejado que vive en su ensimismamiento vital y moral, -algo muy feo y tan propio de los más bajos fondos de la mezquindad humana-, que es incapaz de saborear semejante virtud.
Uno no puede tomarse muy en serio a sí mismo porque terminará detestándose, y eso es lo peor que le puede pasar a uno. Con el paso del tiempo, el devenir de las cosas, todo es susceptible de sufrir un terrible desgaste y nadie está a salvo de ello. ¡Si los objetos más triviales e inservibles se desgastan...!
Hoy puedes acabar el día odiando lo que ayer querías con locura, porque el odio es un sentimiento que florece en microcosmos muy concretos donde quedan resquicios de lo que un día fue amor.
Hay que rebajar tensiones y aderezar la rutina con una pizca de ironía y humor!
Incluso la Garbo era capaz de troncharse de risa. |
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