Diccionario de la RAE, sospechoso, sa.
1. adj. Que da fundamento o motivo para sospechar o hacer mal juicio de las acciones, conducta, rasgos, caracteres, etc.
Desde hace unos días no paro de escuchar y de leer una expresión terrorífica: "sospechosos de ébola". Busco en google y hay ya más de ocho millones de resultados.
Escalofríos.
Si hay algo que diferencie al ser humano del resto de animales es su capacidad de comunicación a través del lenguaje. Aunque no se le de importancia, el lenguaje y la forma de utilizarlo puede definir a una persona más que el color de su pelo, el coche que conduce, la ropa que lleva puesta o la profesión que ejerce. Por eso nos repiten hasta la saciedad que cuidemos el colesterol, los triglicéridos, el cabello encrespado, las arruguitas, la línea, el seguro del coche o la cal de la lavadora.
A nadie parece importarle el lenguaje pese a que contínuamente escuchamos aberraciones lingüísticas por todas partes: en una conversación espontánea, en el reality de turno o en el telediario de mayor audiencia del día. Me da igual dónde. El caso es que terminan por normalizarse y las reproducimos e incorporamos en nuestro lenguaje cotidiano.
Muchos y muchas se escandalizan cuando se emplea lenguaje sexista, en el ámbito que sea; yo la primera, pues hace un flaco favor al principio de igualdad, pero nadie lo hace cuando se utiliza un lenguaje que per se acusa y criminaliza. El último ejemplo son los "sospechosos de ébola", que en las últimas semanas se ha convertido en el tema de conversación de todas las tertulias, informativos, prensa y redes sociales.
Pero, ¿por qué se habla de una enfermedad como si fuese un delito? ¿desde cuándo la posibilidad de haber contraído una enfermedad te convierte en sospechoso de la misma? ¿todas las enfermedades son sospechosas? ¿cuántos sospechosos de cáncer hay repartidos por el mundo? ¿seré sospechosa de gripe por tener fiebre y estar resfriada? ¿cuántos niños sospechosos de varicela hay en los colegios?
Está claro que no se trata de matices, uno puede ser sospechoso de haber cometido un delito, pero no puede ser sospechoso de tener una enfermedad; porque sospechar implica desconfiar, temer, dudar, pensar que se ha hecho algo malo, y nadie puede culpabilizar a nadie por estar enfermo.
Por el contrario hay mucha tontería suelta, muchos tontos sueltos y muy pocos sospechosos de serlo.
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