Ser lo que se espera de uno es muy fácil, lo complicado es desmontar esas ideas preconcebidas y miradas complacientes de la mente y ojos de los demás.
-Que si eres rubia, eres tonta.
-Que los tíos no lloran, son fuertes como robles, las lloricas somos nosotras.
-Que no estás gorda, sólo un poco rellenita.
-Que no es negro, es de color (¿qué color?¿verde?¿rojo?¿violeta?).
-Que seguro que te chifla el queso, y el buen vino francés, y ver pelis de Ryan Gosling; que a todas os gusta.
-Que seguro que tienes novio, que tienes pinta de ternerlo, porque si una tía como tú no tiene novio aquí hay gato encerrao, o gata mejor dicho.
-Uy, pero qué delgada estás, eso es porque no comes, ¿o serás anoréxica?
-Que tienes que estudiar, una carrera o dos, y un máster, si son dos mejor. Cuantos más títulos acumules más pared rellenarás de esos vacíos que te dejaste por el camino, todo lo que te perdiste a cambio de lograr el trabajo de tu vida: ese que te roba doce horas al día a cambio del privilegio de ser un mileurista al que el día menos pensado se le atragantará el nudo de la corbata, despertará de su sueño infantil y se pegará la hostia de su vida. Date prisa, no vaya a ser demasiado tarde y déjate caer, cuánto antes mejor.
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