- Has de vestir socialmente aceptable. Esto quiere decir que vistas con ropa de bajo coste y escasa calidad; con la ropa que "se lleva", ya sabes, mona, sexy, incómoda, a la moda, e igual que el 85% de mujeres con las que te cruzas por la calle, en el metro o en el súper.
- Déjate el pelo largo, es signo inequívoco de femenidad. La plancha y las tenacillas serán tus eternas compañeras y amigas para lograr estar siempre perfecta y deseable... aunque el pelo largo te quede como el culo y las temidas puntas abiertas terminen por arruinarte la melena y tu salud capilar. ¡Qué no cunda el pánico! las extensiones capilares serán tu salvación.
- Depílate. Ten presente la siguiente máxima y repítela cuál mantra: las mujeres sólo tenemos pelo en la cabeza. Ni en las piernas, axilas, brazos, entrepierna, pubis... en ninguna parte de tu cuerpo existe el vello. Es por todos sabido que las mujeres somos imberbes por naturaleza.
-Extensiónate. No sólo llevarás extensiones en la cabeza, también deberás ponerte extensiones en las pestañas para emular a la mismísima Minnie Mouse, pese a que puede que acabes con una grave infección ocular o que las pocas pestañas que la madre naturaleza te dio terminen cayéndose como lágrimas en la lluvia. Otra posibilidad que no debes deshechar son las pestañas postizas, muy de Bratz y Monster High.
- Bebe mucho agua y duerme ocho horas diarias, si todas las celebrities lo dicen ¿por algo será, no?
- Tu palidez natural que tanto te caracteriza -tan propia de Casper,- te hace muy mala cara y deberías revertirla a base de sesiones de rayos UVA. En los siglos pasados el estar moreno era algo muy vulgar y de gente proletaria, hoy es estatus, distinción, buen gusto, clase.
- Sería interesante que a partir de los treinta vigiles esas patas de gallo y pequeñas arrugitas que te están saliendo en la frente, procura no gesticular demasiado y mide tus gestos. Antes de que sean demasiado profundas, yo que tú me inyectaba botox; el refranero español es sabio "más vale prevenir que curar".
- Compórtate como una señora o señorita, cruza las piernas al sentarte, sé servicial y prudente, no levantes la voz, sé condescendiente, sé lo que se espera de ti, no te salgas de lo preestablecido, asume los roles que la sociedad te impone, sé madre, mujer e hija por encima de todas las cosas.
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